Oficis perduts: la sega i la trilla.
El Centro de Estudios Locales y otras asociaciones de Alcorisa han organizado para el 16 de junio y el 15 de julio dos jornadas relacionadas con oficios tradicionales. La jornada de este sábado estará dedicada a la siega y la del mes de julio a la trilla.
Durante siglos, secas las espigas, los hombres del campo cogían sus hoces y, de surco en surco, iban cortando los tallos y depositando las espigas en pequeños montones llamados gavillas. Después, agosteros o mujeres, venían detrás recogiendo las gavillas y amontonándolas. Comenzaba el segador su faena con las primeras luces y lo dejaba al sol puesto.
Segada la cosecha, comenzaba el acarreo de la mies, desde el rastrojo hasta la era. El acarreo se hacía con los carros normales de labranza, a los que se añadía unos complementos: sobre la caja, unos brazos de madera formando rectángulos, sobre los que se colgaban unas redes de esparto, que constituían las teleras, bajo el piso del carro se añadía un cajón. Con estos armazones, el carro multiplicaba su capacidad.
La tarea de trillar ha pasado por diversas fases técnicas muy rudimentarias, desde sacar los granos golpeando las cabezas con piedras o palos, hasta utilizar caballerías que con su repetido pisoteo hacían saltar las semillas y quebraban las pajas. Pero el gran invento, antes de la actual mecanización, fue el trillo clásico. El trillo era un armazón de gruesos tablones unidos y con la parte delantera encorvada hacia arriba. En la cara inferior llevaba encajados pequeños trozos de pedernal, rodillos o cuchillas de acero, para separar el grano y cortar las cañas de las espigas.
Las actividades incluirán desde una explicación didáctica para el público sobre estas actividades, así como una recreación práctica con utensilios antiguos.
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